El placer de tocarse uno mismo.



Una calurosa tarde de enero, quise regalarme una noche de amor loco conmigo mismo.
Me acordé de este tema, tan sensual y exquisito.
Traspasé la puerta, y me pare frente al espejo. Entre mi clon vidriado y yo, solo existía un límite, convertirnos insaciables.
Cerré los ojos, y comencé…
Fricciones profundas y precisas se devenían en gemidos de lujuria impagable.
Movimientos calientes, gestos de exorcismos y la magia de la masturbación.
Alojaba en ese espejo, las mejores cualidades de un amante. Besos, mordiscos, manoseos y lamidas.
Mientras mi cuerpo se empapaba de sudor y picardía, yo deseaba más.
Veía mi erección motivada, apenas humedecida. Y veía en mí, las ganas de volverme una cajuela de sonidos góticos, capaz de revivir una trama perversamente oscura.
Lo empecé a hacer más rápido, hasta ver ese pequeño líquido semental, tan transparente, tan elástico, tan perfumado.
Imaginaba un clon mutuo, penetrándome como el mejor semental, y en la confidencia del propio incesto.
Y me entregué al delirio, vendiéndome a los mejores cuerpos de mis comienzos homosexuales. Los dejaba humeder, morder, tocar, lamer, incluso hasta penetrarme con sus puños tan duros.
Tengo el infierno ganado, pero aun así, quise vivir el último delirio, empapado de lujuria. Y justo ahí, cuando creía llegar al infierno, mi verga estalla de calentura, con dos potentes chorros de semental potencia blancuzca. Y sonrío al espejo, viéndome todo salpicado de lujuria.
Imposible no entregarse a la satisfacción, puesto que, he descubierto que tener sexo con uno mismo es simplemente, dejarse entrar en la mas sana morbosidad. Y que mejor que ser un guarro cuando de sexo se trata.

Sudor de picardìa



Mi cabeza comienza a estallar. No lo puedo evitar.
Siento el sudor correr sobre mí, y caer sobre mi pecho.
Inevitable el toqueteo de mi cuerpo, y no alojar más, que
el pensamiento de volverme un vampiro sediento de virilidad.
Cierro mi mente y traslado a ella tu cuerpo, desnudo, erecto.
Un cuerpo que me toma, me abre y me penetra.
Mis gemidos interminables, mis mejores miradas bañadas de picardía y mi voz repitiéndote, oh, papi, dame duro!
Sujetarte y saborear tus labios, meter mi lengua hasta lo más profundo de tu garganta.
Y hacerte mi esclavo, un esclavo dispuesto a soportar mi extrema sensualidad.
Imagino mis mas sucios deseos, perversos y malditos.
Y comienzo a moverme mirándote tras mi espalda, sintiendo como tu pene va calentado mi profunda calentura.
Quiero sentirla cabalgar dentro de mí, y sentirla que crezca en velocidad y en brutalidad.
Apoderarte de mí, como machos que somos, y desafiarnos en mirada y sexo.
Hacerte desear más sobre mí, al punto de volverte dependiente de mí, y de mis actuaciones sexuales.
Oh, si papi, dame duro, en mi mejor tono de erotismo. No quiero otra cosa más que verte acabar, mientras tú te masturbas, viéndome.

Oscuridad Profunda de Enero



Caminaba por las calles de una noche poco segura.
De repente, sentí pisadas dominantes en el suelo, pero eso no me hizo perder la compostura. En la sombra, oscura y misteriosa, se acercaba una figura robusta, que venia en paso seguro y firme. Cada vez, se acercaba más y me miraba con cierta perversión. Entendí que yo era su blanco, y sonreí.
De la nada, me toma del brazo, y a los tirones, me arrastra hasta la esquina de una noche oscura y de bruma. Me miraba y emitía gestos de lujuria inacabable.
Me sienta en sus piernas, y comienza a besarme sin parar, con cierta agresividad.
El deseo se apoderaba de mí, era una seguidilla de espasmos que no podían parar, y que ciertamente, me gustaban. Producían en mi cierta excitación.
Se levanta, y empieza a abrir su pantalón, dejando entrever sus zonas.
Toma mi mano y empieza a acariciarla, como con cierto orgullo portador.
Me desnuda, y lo mismo hace con el. Lleva su boca hacia mi pene.
Mirada insinuadora. Y el hecho se consume. Comienza a sujetarlo con una mano, mientras lo succiona con deseo. Quiere sentir el tibio calor de ella en su lengua, y continúa hasta encender en llamas.
Lo miro con picardía, el recibe el mensaje. Y se transforma en una bestia semental.
Me voltea, y se convierte en un camino de besos por toda mi espalda. Llega hasta mi trasero, y se detiene justo ahí. Lo abre y comienza a besarlo con más énfasis, hasta humedecerlo, y es ahí, en ese estado preciso, donde comienza a meter lengua, produciendo que yo estalle de perversos sueños.
No importaba el lugar público, ni que la noche, pudiese llevar a la perdición.
Los dos estábamos sedientos de sexo.
Se sienta, y yo arriba de el, sujetando mis dos manos en sus caderas.
Meneos constantes, reviviendo su erección, y entre gemidos, comenzaba la acción.
Muchos podrán decir, que la suavidad de una penetración es incomparable, pero él se apodero de mi cuerpo con una fuerza indescriptible, pero que logro encender en mí, ese lado de dominación.
Su pene entraba y salía de mí, como magia, y yo me meneaba al ritmo de la penetración.
Sus manos, bordeaban mi cuerpo, y yo sentía como el grado se consumía en mí.
Oh si, amaba sentirme así, tan sexual dominando al otro en movimientos que encendían los besos, las caricias y los gritos de no poder resistir tanta calentura.
El calor de su pene generaba en el gestos de perdición, los cuales, percataba y los hacia encender aun mas.
Me acuesta más sobre el, y con su mano, comienza a masturbarme con fuerza. Sabia que deseaba ver que como mi chorro de semen bañaba su mano. Y continúo hasta hacerlo acabar.
Y ahí nomás, con brutalidad, me puso en cuatro, y empezó a penetrarme aun más brutalmente, con ganas de volverse él, el dominador. Y lo pudo conseguir, mi cuerpo comenzaba a sudar y gemir de tanto deseo. La noche comenzaba a apaciguarse, dejando ver mas aun la visibilidad, condición que no afecto nuestro sexo, pues, todo lo contrario, lo motivo más.
Abrió mis piernas, y otra nueva postura se consumaba con nuestras vergas erectas, y al ritmo de la penetración.
Toma mi cabello, y a los tirones, y entre gritos, acaba dentro de mí.
Saca su verga, se viste y se esfuma como si la noche se lo hubiera tragado. Lo mismo hago yo, y sigo camino.
Mi cuerpo siente tranquilidad, serenidad, como si el mismo Lucifer hubiese pactado con el bien, solo para descubrir que tan malo se puede ser bueno.
Y esa noche, me sentí muy malo, desparramando sexo en las veredas.

Noche de verano



Noche tibia. Sensación placentera.
Sola, muy sola, lentamente sola.
Ella contorneaba su cuerpo al ritmo del aire enrarecido, imaginando una vida sin potros con colas etéreas.
Imposible para una mujer cuyas formas elegantes remitían al puro deseo femenino.
Tormenta próxima. Lluvia segura.
Colocada en un nogal, paciente, veía precipitarse las grandes lluvias en los troncos.
Su cuerpo, mojado, daba la sensación de una clave nocturna en un cuerpo desnudo.
Era la musa de la desobediencia, musa perfecta para la escultura de la elegancia sutil.
Imaginarla en un haz de locura era tan rutinario como verla en perfecta desnudez, enfundada en verdes prados.
En ese contexto, la lluvia hacia de ella, una hembra dispuesta a saciar su sed.
Empapada, de deseo, comenzó a humedecer sus dedos, los cuales motivo a recorrer parte de sus atributos, hasta encontrarse con su clítoris, que yacía húmedo y dispuesto.
Clítoris que encendía la llama, una combustión de inocencia y pecado.
Imaginaba hombres impasibles al deseo de la dominación, un suelo sujeto a lugares remotos con trozos de melancolía en el corazón del mar.
No lo dudo. Cerró sus ojos, e introdujo sus dedos en su sexo ardiente.
Sincronizaba sus dedos, en una secuencia de movimientos entrantes y salientes, al ritmo del vigoroso arte de la masturbación.
Pecadora indecente, mujer del deseo. No necesitaba más que exponer su cuerpo a la lluvia para hacer de ella, un sexo encendido.
Seguía con su juego, entrando en un juego de multiorgasmos venideros.

La delgada línea de los placeres.


Lo primero que pensé es que se estaban matando mutuamente.
Y no era para menos…las sensaciones que producían aquellas gotas calientes en sus cuerpos, eran capaces de enloquecer a cualquiera.
Dos hombres dispuestos a conocer sus fantasías más oscuras…y un morboso, cuya esencia recaudaba los más oscuros secretos.
Incitar al diablo es aún más emocionante, si el que lo provoca es alguien que tiene todo el infierno merecido.
Magníficos deleites del sexo agrupados en una trama intensa de oscuridad y dureza.
Noche sensual de Arabia…Noche sensacional de pasión…y los deseos a la merced.
Besos compartidos en tres bocas…bocas de dos hombres;
Y de ellos, dos sabores. Y de sus gustos, una historia distinta.
Mis labios caían suavemente en sus bocas, produciendo una locura aun más atractiva; mientras mis manos acariciaban sus bultos exorbitantes de deseo, ansiosos de querer ser liberados en blanco misterio.
Bultos que recibían lecciones orales, dignas de merecerse del mejor puntaje. Juegos para nada inocentes que cautivaban al mas cautivo. Orales que hacían agonizar al mas frívolo sexòpata.
Y aquí comienza la acción.
Sus cuerpos desnudos…sus zonas dilatas…el marco perfecto para liberar sus fantasías ocultas.
Uno se coloca en cuatro patas…y su fiel amigo, arrodillado, loco de pasión por ver enloquecer a quien desde hace mucho, produce en sus sueños algo mas que amistad, comienza a humedecer su ano.
Humedad creciente, como para dar habitación al gran juguetito sexual que con brutalidad y morbosidad es penetrado en su esfínter rojo pasión.
Gemidos evidentes de lujuria. Cabeceos cuya naturaleza esta tan lejos de causar daños, pero tan causantes de calentura.
Pero el descubrimiento de las fantasías ocultas no era solo la penetración de un juguete. El acto sexual continuaba…y ahora, el penetrado se hallaba en una posición erguida en aquella lujosa y seductora mesa de exquisito mármol rojo carmesí.
Posición que alentaba a que, la verga exquisita y lujosa, entrase en un telón de gritos de dolor y de deseo morboso, mientras chorreante de sangre, liberaba sus más ocultas represiones. Era verdadero veneno. Al principio, resultaba desagradable al gusto, pero luego la combinación sangre mas líquidos anatómicos…eran perfectos para seguir en la búsqueda oculta.
En palabras de Shakespeare, el dragón de ojos verdes, que aborrece el alimento de que se nutre, sabe que las sospechas son verdaderos venenos.
Mientras las velas, derretidas ya estaban…sus cuerpos seguían ardientes de morbo.
El sexo continúo en las más diversas poses, y en los rincones de aquellas paredes envejecidas y de verde humedad. Pero esa búsqueda no estaba completa aún.
Nuestra mente puede enloquecer si le damos alimento. Aun peor, puede ser nuestra mente las que no lleve a la propia destrucción. Y en esta ocasión, la mente tomó protagonismo.
Sutil pero atrapante misterio se despertaron en sus ojos mientras veía gozar a su fiel amigo.Seductores orgasmos comenzaban a generarse en su propio cuerpo…su pelo comenzaba a moverse al compás de sus meneos penetrantes. Sus manos, imparables tocaban sus tetillas, recorrían su abdomen…sus labios carnosos comenzaban a hidratarse… su espalda se contorneaba como el cuerpo de una odalisca en aquel deseo homosexual. Y sus manos, devenidas en morbo, comenzaron a acariciar el cuello de su presa…tan fuertemente, que el sentir el ahogo y la disminución de la respiración por parte de él…lograron hacerlo enloquecer...y en el cuerpo mórbido y muerto…un gran chorro de semen cayó en su rostro.

Saborear la lujuria.

Era un cuarto que apestaba, no se si a pudrición o a sudor.
Accesoria de esas que ponen misceláneas o tiendas de algo
y no había mas que luz en un foco en el centro.
Dos tipos sentados en el suelo, y otros dos sentados a la mesa
jugando baraja.
Fue como un relámpago, y en ese momento, uno se abalanzo sobre
otro con la intención de producir en él, sensaciones que muy pronto
permitirían extender sus fantasias, y dejar todo tipo de inhibiciòn, de lado.
Comenzaron con besos...luego, fueron sus lenguas las que tomaron el protagonismo, propio
de un relato erótico.
Lenguas que, serían, escaleras de pequeños cosquilleos en sus pechos, que erectos de lujuria pedían a gritos, mordiscos.
Uno tomó un dedo y lo sumergió en su boca, y suavemente, lo introdujo en el ano de su compañero...hasta sentir una gran dilatación...evidenciando la calentura que se gestaba en su
anatomía.
Primero eran movimientos rutinarios...de entrada y salida. Paulatinamente, se incorporaban nuevos, como curvaturas al costado y hacia el otro...después, ya no era solo uno, eran dos y hasta tres dedos, que fuertemente, iban penetrando el trasero de su presa sexual.
Gemidos...y agonías, típicas de una noche de verano a lo Shakeaspeare.
Imaginar en la cabeza de ellos, la fantasía que se estaba generando, era como llamar a duelo, al mismo Lucifer con Dios...una tarea imposible de contar con soló letras.
Eran dos hombres...calientes, duros deseosos de recibir y de dar placer, a través de sus vergas jugosas, rojas y venosas.
Querían ser cogidos con la fuerza inquebrantable de un guerrero prehistórico, con una fuerza capaz de derribar sus virtuosos pensamientos. Capaces de penetrar en el mundo de la lujuria, del morbo. Capaces de degustar el gusto de pecar, de entrar en uno de los siete pecados mas gustosos y prohibidos de la Tierra.
Y fue así...la verga dura, envuelta en aquel látex...entraba, con fuerza, en aquel orificio rojo y profundo, deseoso de recibir un desgarro y producir en él, la mas cautivante hemorragia de colorada pasión.
Entre abrazos, tocadas, tiradas de pelo...el acto sexual se perpetuaba...y sus cuerpos, sudados, experimentaban el afán del sexo. Una película de pasión, de lujuria...la formula perfecta de la fantasía. Cuerpos que experimentaban posturas, juegos...anatomías perfectas que le ganaban a la pureza y con la misma, la consumicion de aquella pasión.

Mala leche.

Cae la noche...
y cae la dulzura
de la inocencia.
Cuantos pecados
podrían entrar,
si la noche,
tomara como forma
un cubo, un triedo o
simplemente una caja?.
Indefinibles sensaciones...
como las que siento,
al rozar mi mano
sobre mi verga tiesa,
jugosa...
y que deleita con sus
líquidos lujuriosos.
Maldita sensacional
de agonizar,
pues que en el fondo,
me encanta....
y me incita a seguir
friccionando
hasta hacerte salir
de sus caudales...
Me siento tan vulnerable
pero sigo, y sigo
hasta imaginar
que ese liquido
que rebota sobre la pared,
el piso,
no es mas...
que nuestros cuerpos sudados,
y pleno acto sensual.

Espamos tibios de deseo.


Percepciones a cuota audaz,
indescriptibles crujidos de
pasión que comienzan
a amontonarse con la melodía
que impone sensualidad.
Al alzar tu vista, solo
observas un cuerpo que
viene por ti,
como si hubiera deudas
de por medio, y que quisieran
ser saldadas....
La sombra, cada vez,
empieza a tener mas de realismo,
y la audacia comienza a derretirse
como hielo en llama...
Te tomo... el calor de nuestros cuerpos
alientan a seguir en las tibias delicias
de los cuerpos ardientes.
Un beso que comienza en los labios,
y continua, en forma sutil,
hasta tu virilidad...
Virilidad adicta que hace
desear y desear
hasta explotar en calor...
y querer jugar a los
séptimos pecados
de la noche oscura.
Profunda dilatación,
oh si, muy profunda
suficiente para albergar
mi verga que estalla de calor...
Y en un abrir y cerrar de ojos,
comienzo a penetrarte,
primero, sutilmente,
luego, brutalmente,
hasta terminar de forma
lenta pero perpizcamente
hasta rozar tu zona erogena
y producir en ti espamos
de deseo,
grititos de desesperacion,
pues sientes como empieza
a correr en ti,
lo que tanto deseo,
produce en mi
al sentirlo caliente
correr por mis partes.


Almas Lujuriosas de Abril



Me acerco a vos, con el propósito
de ser el dueño de tu sensual frenesí
que desprenden los labios a media noche.
Te susurro mi encanto hacia vos, mientras tu
respiracion comienza a agitarse.
Mi lengua comienza a recorrer la comisura de tus labios,
mientras que tu boca entreabierta, comienza a desprender
rastros de seducción.
Seducción suficiente para alentar la guerra troyana
de aquellas épocas.
Oh, si esto es amor, entrego a el enceguido.
Te toco, y me tocas.
Te como y me comes.
Sos esa cuota de sensualidad, que no hace más
que endurecer mi verga,
y voltearé de espaldas...
y con suaves meneos,
penetraré en las mil y un posturas
para que juntos, lleguemos
a ese mundo abstracto.
Mundo donde nuestro amor
es el fruto de la pureza
que nos gobierna.

Lenguajes de Abril.


El no quitaba su mirada sobre el, le sonreia mientras pensaba lo que juntos podrian hacer...pero en esos juegos confusos del arte de la seduccion...comenzo a acercarse queriendo hablarle, pero en vez de eso, comenzaron a rozar sus cuerpos entre si...tras besos donde sus lenguas bailaban en sus bocas al compas del placer consiguiente de las noches de los jardines terrenales. El lo recorria con fuerza, sus pezones erectos de calentura, eran lamidos por su lengua.
Ambos se deseaban, ambos querian tener todo del otro, pero la timidez de uno mas la travesura del siguiente, no pudieron resistir al masajeo de sus bultos que suavemente, desenvolvian.
Es ahi, cuando el activo lo sujeta de la cabeza, la sube, lo besa...y con un poco de saliva decide penetrarlo comenzando un juego abstracto donde el sudor comienza a elevarse, y hacerlo volar hasta dimensiones desconocidas.
Lo cojia con ganas, con amor, con suaves movimientos, que luego, serian terribles para formar en ese cuarto las mejores posiciones para unir sus cuerpos, sin limites...hasta hacerle estallar su verga en un semental baño de lujuria.

Venganza Morbida...muy morbida.



Mórbido, muy mórbido…
Admitir mi debilidad, fue un tanto interesante.
Ludís ya no era un estorbo, sino una recolección de pequeñas cadenas de timina, guanina y otras proteínas.
Mórbido, demasiado mórbido. El encuentro.
Lo admito, soy un monstruo organizado. Lo fui de chico, lo fui de adolescente, y lo soy, como adulto. Pero no hay nada más gratificante, que ver corriendo ese caudal de sustancia líquida
Roja brillante y escarlata oxigenada.
No hay sangre, no hay sangre pegajosa, no hay sangre chorreante, ni burbujeante.
Es único. Mórbido, excelente morbilidad.
Sinceramente, conseguir propuestas honestas por parte de el, ya era soñar con que mi pared me declarase su amor.
Y las heridas siguen recientes. Y como aquellas cualidades de las que todos carecemos pueden combinarse muy placenteramente con el crimen, decidí tomar esos riesgos.
Un llamado. Una cita. Varias hormigas en la mesa. Mentes peligrosas. Y el encuentro se hace factible. Una sorpresa por detrás…
El viento roza mi cara, traía hacia nosotros las voces encerradas de nuestro resentimiento. Esperaba una respuesta. Y no la hubo.
Me acerco por detrás, lo acerco a mi entrepierna…un suave meneo.
Los roces despiertan mi verga, y entre ese franeleo, puedo sentir tu deseo.
Pero soy lo suficientemente fuerte como para que en ese franeleo, mis manos tomen tu cuello, y empiecen a friccionar fuerte…más fuerte, hasta sentir tus arcadas, tu saliva salir de su refugio, y caer sin vida frente a mis pies.
Soy vengador serial, así que si ellos te están buscando, es mejor que te encuentren primero.

Virtuales retratos


Suaves contornos de causalidad llaman en la noche solitaria del séptimo día.
En el mismo, se crean anatomías perfectas, cuerpos sinuosos, cargados de placer.
Un gran semental pasillo de placeres que deben ser saciados.
Y es ahí, donde se abre el telón del teatro lujurioso.
Nuestras cámaras encienden su proyección, y con ellas, nuestra percepción.
Una percepción sensorial, un tanto virtual, un tanto mórbida, y un tanto lujuriosa.
La luz amarilla de nuestra gran tecnología comienza a brillar…y ahí empieza nuestra función.
Cuerpos desnudos comienzan a jugar…y en ese juego, se ven nuestros dedos rozando parte de nuestros cuerpos. Y ese mismo tacto lo ve el otro por una pantallita virtual.
Explícitos lenguajes subliminales…explicito sexo.
Virtuosos toques de nuestros bultos a punto de estallar.
Te deseo, me deseas…pero en el teatro de la lujuria, solo hay una historia, la lujuria.
Tu verga dura y enorme, tus dedos marcando tus sinuosas marcas esculturales…y tu cara despidiendo calentura era percibida por mi cámara Web.
Pero vos también veías mi placer, combinándose con una paja virtual.
El resultado, leche bañando nuestros cuerpos.
El final, el cierre de nuestro telón, en el teatro del mórbido lujurioso.
Pero el final, no terminará sino cuando nuestro encuentro sea real.

Suavidad de Marzo.


Delicias de aquellos jardines
recaen sobre la colcha,
que yace hùmeda,
sobre el piso.
Piso donde se funden
los grandes componentes
del fogoso estallido
del frenesì mañanero.
Orgasmos y seguidilla de sensaciones
Oh, pecaminoso placer,
me encandilas con tu sabor.
Solo quiero sentir de vos,
que mi pene a punto de delicia
està dentro de tì.

Delicias de Febrero.


Una gran gota de sudor cae sobre el vaso de ginebra. Ese vaso que esta apoyado justo en la mesada…el calor de esa cocina parecía aumentar cada vez a tiempo incontrolable…es que en una noche de verano agobiante, nada mejor, que llamar a la delicia terrenal.
Nuestros cuerpos, a medio vestir, solo por unos ajustadísimos boxer, en esa fría mesada de mármol...eran la perfecta ocasión. Nuestros juegos comenzaron de a poco…
Tomaste una frutilla, la mojaste con tus labios, y suavemente, como gota que cae, la llevaste hasta mi pija dura y erecta…la metiste entre tus dientes y mi glande, y empezaste a comértela, junto con mi bulto, que producía un cosquilleo que parecía matar. El género débil no siempre es tan débil, y necesitaba tomar revancha de la situación…el calor, nuestros ardientes cuerpos y las gotas que caían de nuestros cuerpos, incitaban a buscar frescura…
Te di vuelta, y con mis manos, abrí tus nalgas, y comencé a mojártelo a besos, a lengüetazas…hasta sentir que estaba tan dilatado, como para introducir muy lentamente, licor de menta, y degustarlo con mi lengua.
Esa exaltación de la vitalidad de tu órgano era una culminación sexual de grititos y gemidos que pedían a gritos ser devorado con brutalidad y rapidez.
Nuestra lujuria era incontenible…ya una vez encendida, imposible de detener. El delicioso jardín de las delicias terrenales comenzaba una vez más a gestarse.
Te subí entre mis nalgas…apoyándote sobre la dura y fría mesada, logrando que tu cuerpo sufra un tremendo espasmo, contrastando con el hirviente estado de tu piel.
Tomé un poco de licor, y lubrique mi bulto, al igual que ese gran abierto y dilatado orificio, al cual en breve, penetraría con una fuerza digna de pertenecer a Sansón.
Mi cuerpo, bañado en sudor, salpicaba gotas para todos lados...el tuyo, solo se dedicaba a sentir como mi leche acababa dentro y ser testigo de una seguidilla de grititos picaros.
Nos miramos…sonreímos…nos besamos, y nuevamente, volvimos a cojer…hasta que cayo la noche, y con ella la frescura de la lluvia…y con la lluvia, nuestros cuerpos se abrazaron, y acompañaron desde la ventana, el fenómeno caer.

Inicios


En cuanto salí de esa habitacion, sentí una verguenza indecible.
Sabía que lo que habia hecho, rompia la tradicion de mi familia.
Mi confusión, ya no era mas , que una red de serotonina y adrenalinas..
Mis labios apenas rozaron con los suyos, y un despertar mágico se deposito en mì.
Su cuerpo robusto rozaba con el mio, y sus manos tocaban mi verga crecida y a punto de
morir de deseo. El deseo de estar con un hombre ya no era un sueño de una noche de verano, estaba ahí en mis ojos...pero estando desnudo entre su cuerpo, la sensación de aislamiento, me vino de repente.
Cada saliba de su lengua, en la mìa , era un gusto distinto... sabores de un hombre. Un género desconocido por mì hasta entonces.

Manifiestos lujuriosos.



Quien diria que de aquel inocente e infantil cuerpo se convertiria en esa màquina de recibir placeres...Deseaba que me cojieran con fuerza, y que mientras se la chupaba,me tiraran fuerte del pelo,y me penetraran en seco, con aires de brutalidad. Queria una bestia,una fiera sagaz, capaz de cojer hasta el mas activo. Deseaba sentir toda su leche corriendo por mì. Nada era suficiente para mi sed. Queria brutalidad, sentir una pija enorme y caliente sobre mi. Y no lo soportè màs...mis sueños necesitaban acabarse. Ya no era Francisco, el chico correcto, era quien de verdad, tenìa que ser, este escorpiano que queria matar a todas sus presas a travès del sexo, volverlos locos actuando como una perra desatada en la cama. Mi cuerpo, oferta para todos aquellos curiosos. Y mi mente, experiencias morbosas para aquellos violadores.Sì, deseo ser violado continuamente, que me destrozen, sentir tirones en el pelo y que me ahogen chupando sus vergas. Era un callejòn de represiones que salian a luz, era un cuerpo curioso capaz de soportar hasta el hirviente chorreo de vela,que luego, quemaria parte de mi mano. Asi comienzan mis manifiestos,manifiestos de los cuales no pretendo cortar...Soy enfermo,si, enfermo de la lujuria,y lo disfruto tanto como un asesino al degollar a su victima con un garfio, y sentir toda su sangre caliente correr por sus piernas...asì me siento yo, al sentir violencia sobre mì.

Sòtanos salvajes.



Un sotano a medias oscuras, semiluminado por una pequeña vela.
Sòlo vos y yo, y la inmensidad del lugar cubierto por cosas en desuso. El colchon, y nuestros cuerpos sedientos de ambos.
Nos sentamos, y dejamos que nuestro pasado se dejarà convertir en lo que eramos esa noche de ayer.
Besos que bañan las sensaciones putas de los inagotables sedientos, caricias capaces de perforar el mas frio de los sentimientos.
Eramos dos hombres a merced de la pasion clandestina del lugar.
Nuestras caricias...lograron de a poco, que fuesemos bestias erotòmanas y que agarraramos de nuestros miembros y lo conviertieramos en nuestra sed.
Me tomaste mi pija, y empezaste a mojarla con tu lengua y a chuparla vorazmente...mientras con tus dedos me cojias a tiempo luz. Entre gemidos, suspiros y espamos, nuestras lenguas peleaban entre si. Lujuria bañada por los sementales residuos de los insaciables sexopatas de la noche. Criaturas salvajes dedicadas a encantarse y a violarse entre ellas.
No dudè, y con mis dedos tambien comenzè a violarte y a simular que fuese una cojida de verdad. Vos comenzaste a suspirar y a respirar agitadamente en mi oìdo. Fue demasiado, no lo pude soportar, comenzamos a pajearnos nuestras vergas duras y enormes. Mi cara era desdibujada por gotas de sudor, gotas consecuentes del deseo incontrolable de las bestias morbosas que a merced de la noche se deciden atraerse mutuamente. Te deseaba, me deseabas, y querìa cojerte hasta sentirla adentro tuyo, y crear una explosiòn de sementales lìquidos calientes recorriendo tus labios, tu cuello y cayendo tibiamente hasta tus pectorales.
Demonios enperderdinos que buscan cojerse, proyectos de morbosos que planean hacer de su cuerpo una frescura inalcanzable. Pero mi deseo ya era incontenible, y no pude resistirlo... tu cola estaba a la luz de esa vela que la iluminaba en magnitud, era como una manzana. Irresistible para no cometer el primer mordisco. Te abrì de gambas, y decidì meterte un dedo, asì comenzò a dilatarse de a poco, a poco, hasta quedar totalmente abierto. Y ahì tomo protagonismo, mi lengua. La cual decidìo humedecer cada centìmetro de abertura, para despuès, cojerte y cojerte y cojerte hasta hacerte gritar, suspirar, gritar, suspirar, hacerte transpirar y hasta ver venir tus múltiples orgasmos y espamos...te violaba, te culeaba hasta hacerte decir basta!...mis manos te recorrìan, te mimaban, y te pajeaba, para un lado, para el otro, hasta sentir como esa leche mojaba mi cara apenas seca de aquella noche explosiva.

Campus Prohibido.

Mezclar negocios con placer no es nada beneficioso, no?. Pero que pasaría si en vez de negocios es entrenamiento?. Buena pregunta para el ladròn que busca la ocasiòn de sus noches frìas. Antagonismos atravesados pero ciertos.
Aquel entrenador que rozaba mi cuerpo para enseñarme a ser un gran medio scrum, no fue màs que un incitador al desenfreno. Pero ciertamente, no se pueden imaginar lo que es ver un cuerpo marcado como el de èl, goteando gotas de sudor, y ver su boxer marcado por el mismo agua.
Pero ocurriò. Aquella tarde lluviosa despues de un devastador partido, decidì darme una ducha en el vestuario. Claro, fui el ùltimo en entrar, y todos ya habìan salido a sus casas. Menos alguien. Alguièn que podrìa en ese momento corromper las leyes de campo. Mi entrenador.
Sentìa como la lluvia de la ducha, rozaba mi pecho un poco velludo y como me refrescaba...pero de repente, una mano toca mi espalda, y se empieza a apoyar en mì. Era èl, dispuesto a obtener todo de su alumno, el cuàl sabia que lo deseaba y que todas las noches se pajeaba pensando en èl.
Pero desconocìa su bestialidad sexual...Agarro mi verga y se la introdujo rapidamente en su boca, y con una sed insaciable comenzò a chuparla una y otra vez, mientras con su dedo se penetraba. Claro, yo con mis 16 años entonces, era confusiones combinadas con placer. Era sentir la felicidad de tener un chupetìn pero que a la vez, te lo quitasen. Era mezclar agua con aceite, y sentir la pesadez, sentir que todo estaba mal. Era mi entrenador, al cuàl yo veìa todos los dìas. El entrenador que podìa ser mi papà, pero que sin embargo, era el que en ese momento, me estaba chupando la verga. Sentìa una seguidilla de orgasmos mùltiples que me erizaban la piel, capaces de hacerme volar sin alas. Era como un macho en celo que se apodera de las mentes en alzas. Era pasiòn, era lujuria. Era prohibiciòn y la disfrutaba.

Lecciones Orales I



Tu verga dura, enorme...parecìa que iba a estallar. Pero para un zorro, el estallido alienta a su ego. No me deje esperar, la tomè con mis manos, y comenzè a masturbarte. Primero, tomè mi mano, y sujetando tu bulto enorme, la llevaba para arriba y abajo... mientras tu cara era una colección sublime de sensaciones y emociones. Rociar la lujuria en tu cara, y acariciar tu semental residuos lograban en tì un adonis perfecto. Era penetrar en el frio una gota de calor...era sentir ese quiebre tèrmico.Seguìa pajeando y pajeando, hasta que mi lengua empezò a luchar en una guerra de lenguas hacia tu frenillo. Ahì tuviste tu primer orgasmo, ohhh siii, putooo...me estas matando! jajaja, bien hecho, me incitaste a que siguiera, pero esta vez peor...agarrè mi mano invertida y comenzè de nuevo, para un costado, para el otro. Ahì la devoré con mi boca y seguià tocandotè hasta ver como tu leche, mojarìa todos mis labios, y mi cara. Quieroo leche, dame leche, acabame papito! frases que alentaban a que su semental fluido cayera sobre mi rostro y saboreara mi lengua.

Asfixia acida


Sientes como la ira te invade...consideras al màs tranquilo, una arma militar de doble filo. Filos berretas, filos de antares...
Filos baratos, barnizados de sangre. Pero es así. La ira sexual, no es màs que un morbo letal. Oh, pecados en el abismo, que faltan cometer. Loco que hace a su presa.Oh calumnia por doquièr. Pecar se trasforma en placer, y placer en dolor.
Como morir cuando aùn te quedan màs y màs muertes por cometer. Como puede morir si cuando atrapa a su presa, tras una cojida brutal, la toma por el cuello y apreta su yugular...es el juego de la asfixia eròtica. Bastardo pecado capital, pues lujuria demente, loco demente. Y sentir como el àcido quema tu piel es uno de los recuerdos que ponen frente a esta demencia. Pues yo sentì como mi novio, tras una locura bipolar, me tirò àcido en mi cara, y cada folìculo de mi barba
comenzò a arder...ese es el mejor recuerdo y enseñanza de la ira. Sentirte victìma.

Dulce Venganza



¿ Què pasarìa por tu mente si recibes un video con tu novio, tu amante y tu ex,juntos teniendo sexo?.

...pues mi venganza asì ocurrìo. Vos, rata inmunda, te convertiste en la mancha que estorbaba en mis dìas. y aùn asì lograste destruìrme como persona. Le contaste a mi familia sobre mi condiciòn, me abusaste, me corrompiste. Pero quedate tranquilo, que el abismo està solo reservado a los perversos y a los dementes. Claro que vos, ya no sos un demente, sos un ente.
Mi venganza tomò morbosidad...y placer. Juntè a tu novio y a tu ex y juntos nos embarcamos en una aventura sexual: el exhibicionismo.
Prendimos una camara...y decidimos esta venganza.
Juan, un jugador de rugby, alto, carnoso, musculoso. Uriel, un psicològo hermoso con una gran imaginaciòn. y yo, un escorpiano muy morboso. La fòrmula perfecta estaba en marcha.
Un juego de tres, una exquisita carta de placeres. Sementales placeres manchados con adrenalina, venganza y guerra.

Mientras la camara filmaba nosotros...

Tomè a Juan y a Uriel y los hizè besar entre ellos, mientras yo bajaba sus boxers y me pajeaba con sus vergas jugosas.
Uyyy...dioss, eran esas caras, esas respiraciones cortadas las que me calentaba aùn màs...
Luego, Juan bajò hacìa mi, y empezò a juguetear con su lengua en mi bulto...mientras yo a èl le penetraba un dedo, luego dos, luego tres...y de repente, la verga de uriel era devorada por ese culito jugoso y dilatadooo...Uhh, se sentìa por parte de èl...ese dolor se combinaba con deseo y con ganas de seguir. Mi cara, era la combinaciòn de morirme de placer y de calentura...deseaba penetrarlo y arrasar con todo su cuerpo. Uriel me miraba y me deseaba.Sabìa que ambos querìan todo de mì. Y no me hizè esperar...Corrì en la cama hasta alcanzarlo a Uriel, y por detràs comenzè a penetrarlo yo tambièn.Primero suavemente,pero luego, màs fuerte y màs fuerte, hasta hacerlo gritar y acabar desaforadamente. Esa noche era la màs loca de mi vida, era una fantasìa reprimida, pero que se estaba gestando. Y nuestras caras, dignas de compararse con la sonrisa de un nene cuando tiene en su mano una golosina, se contagiaban de nuestro cuerpo, tan relajado como si hubieramos salido de un sauna. Me acostè en el colchòn.Y Juan se me tiro encima. Empezò a morderme las tetillas, a mojar mis pezones...y a cojerme con su mano. Uy, see. Creì que me morìa, como si Lucifer se apoderara de mì en ese trayecto y produjerà en mì los mil y un exorcismos. Si, Uriel... Lo deseaba...Los deseaba... Yo ya era presa del sexo, era preso de la lujuria. Y ahì en seco, Uriel metìo su pija en mi culo super dilatado junto con la de Juan. Dos machos me penetraban y yo deliraba de placer...mojaba mis labios, lo rozaba en mi tetilla, lo pasaba por mi cintura, por mi bulto...morìa, gemìa y volvìa a agonizar de placer. uy sì...empezaron a meterse mi pija en su boca...y a pajearla con sus labios. No lo pude resistìr màs...me vine en seco. Mi leche mojò la boca de ambos. Y Uriel, morboso, como yo..agarrò mi pija y se la llevo a su boca, saboreando cada gotita de semen que quedaba en mì. Sòlo respirò fuerte y empezò a cojerse con sus propios dedos. Juan pajeandosè sin piedad solo cerraba los ojos y yo, con una sonrisa incomparable habìa logrado golpearte donde màs te habìa dolido, en el sexo. Tu novio, yo, tu amante y tu ex habìamos tenido una noche digna de contarse. Te peguè duro, rata. Aprendiste que conmigo sòlo se hace el amor o la guerra.

Luego, el video fue visto por la rata y simplemente desapareciò de nuestras vidas.



Intenso Enero!



Noche que hace a la ocasion, ocasion que hace al ladron.Una noche, en la cual, nuestras sabanas se mancharon de pasion y se tiñieron de sudor y de lujuria.Recuerdo que apenas cubrias tu enorme pecho con un par de vellos y que tu exitante silueta se hacia desear.Recuerdo cuando me tomaste por atras, y comenzaste a desnudar mi pecho, por entonces, cubierto por una remera.Tu lengua comenzo a recorrer cada centimetro de mi pecho velludo, hasta caer en la media cadera, donde con tus dientes desprendiste mi jean, y tus labios se apoderaron de mi viril organo.Seduccion indescriptible, sensacion de aquellas, en las que senti que el viento de una brisa de verano rozaba mi cuerpo y lo erizaba a tal punto de ponerme la pìel de gallina.Golpes de frio, golpes de calor, lo que me producias con tu lengua en aquella zona tan sensible y tan vulnerable a la pasion.Veia y admiraba tu mirada hacia mi, donde tu boca ocupaba su espacio en mi miembro.No dudaste y me tomaste con tus manos y me introduciste en tus sabanas blancas de seda.Me tiraste en el suave colchon sommier que tenias y mi cuerpo desnudo, en contraste con esas suaves y blancas sabanas...lograban una fotografia viva real, increible...Tù, abriste tu cuerpo al ponerte de cuclillas y nuestros cuerpos se apoderaron, en una guerra de calor, de orgasmos y de pasion.Oh, era como cuando muerdes un hielo, esa sensacion que toca todos tus nervios,Era como cuando una pequeña gota de helado roza tu tetilla en una playa, en un verano caluroso...Eras unico, eras la gota de color que le aportabas a esas sabanas. Eras ese macho en celo que se apoderaba de su presa en procreacion.Eras sensualidad, eras lujuria, eras pasion.

Callejones sexuales.



Corrì con la esperanza de esquivarte,
pero era en vano...estabas ahì,
con esa mirada penetrante, con tu
cuerpo ofertando sexo, tocando tu
bulto,invitando al morbo a llevarse otro punto.
Me agarraste a la fuerza, y me apoyaste contra la pared
de aquel frio callejòn.
Agarraste uno de tus dedos, lo chupaste y con ese mismo,
humedecìas mis tetillas, bañandome de pasiòn, y provocando
en mì, una respiraciòn casi insostenible.
Ladròn que hace a la ocasiòn, con tu fuerza, me volteaste
de lado que mi espalda te diera frente.Oh,siii, sentì esa respiraciòn
tan carnal clavada en mi cuello, sentìa tus besos, tu barba, sentìa que
en cualquier momento podìa venirme en seco contra aquella frìa pared de metal.
Oh, Oh, Oh, eran tus manos las que motivaban mi bulto, mi lìbido. Era un orgasmo sin comienzo ni fin, era sentir una agonìa sexual cautivadora.
Asì con una brutalidad morbosa,me desnudaste y me penetraste en seco en el comienzo de esa madrugada.Oh,por dios...oh, si supieras como ese calor corrìa dentro mìo...era sexo, era morbo, pero del bueno...

Paisanito. 11:33 18/01/08

Refresco dulce.


Suaves goteos de azùcar
mezclados con jugos de la pasiòn
caen por mi barbilla hasta tocar piso;
donde el frio de cada gota, en cada centìmetro
de ellas, refrescan mi cuerpo,
erizando mis tetillas, y colocandomè
en un orgasmo que no tiene fin.

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