La delgada línea de los placeres.


Lo primero que pensé es que se estaban matando mutuamente.
Y no era para menos…las sensaciones que producían aquellas gotas calientes en sus cuerpos, eran capaces de enloquecer a cualquiera.
Dos hombres dispuestos a conocer sus fantasías más oscuras…y un morboso, cuya esencia recaudaba los más oscuros secretos.
Incitar al diablo es aún más emocionante, si el que lo provoca es alguien que tiene todo el infierno merecido.
Magníficos deleites del sexo agrupados en una trama intensa de oscuridad y dureza.
Noche sensual de Arabia…Noche sensacional de pasión…y los deseos a la merced.
Besos compartidos en tres bocas…bocas de dos hombres;
Y de ellos, dos sabores. Y de sus gustos, una historia distinta.
Mis labios caían suavemente en sus bocas, produciendo una locura aun más atractiva; mientras mis manos acariciaban sus bultos exorbitantes de deseo, ansiosos de querer ser liberados en blanco misterio.
Bultos que recibían lecciones orales, dignas de merecerse del mejor puntaje. Juegos para nada inocentes que cautivaban al mas cautivo. Orales que hacían agonizar al mas frívolo sexòpata.
Y aquí comienza la acción.
Sus cuerpos desnudos…sus zonas dilatas…el marco perfecto para liberar sus fantasías ocultas.
Uno se coloca en cuatro patas…y su fiel amigo, arrodillado, loco de pasión por ver enloquecer a quien desde hace mucho, produce en sus sueños algo mas que amistad, comienza a humedecer su ano.
Humedad creciente, como para dar habitación al gran juguetito sexual que con brutalidad y morbosidad es penetrado en su esfínter rojo pasión.
Gemidos evidentes de lujuria. Cabeceos cuya naturaleza esta tan lejos de causar daños, pero tan causantes de calentura.
Pero el descubrimiento de las fantasías ocultas no era solo la penetración de un juguete. El acto sexual continuaba…y ahora, el penetrado se hallaba en una posición erguida en aquella lujosa y seductora mesa de exquisito mármol rojo carmesí.
Posición que alentaba a que, la verga exquisita y lujosa, entrase en un telón de gritos de dolor y de deseo morboso, mientras chorreante de sangre, liberaba sus más ocultas represiones. Era verdadero veneno. Al principio, resultaba desagradable al gusto, pero luego la combinación sangre mas líquidos anatómicos…eran perfectos para seguir en la búsqueda oculta.
En palabras de Shakespeare, el dragón de ojos verdes, que aborrece el alimento de que se nutre, sabe que las sospechas son verdaderos venenos.
Mientras las velas, derretidas ya estaban…sus cuerpos seguían ardientes de morbo.
El sexo continúo en las más diversas poses, y en los rincones de aquellas paredes envejecidas y de verde humedad. Pero esa búsqueda no estaba completa aún.
Nuestra mente puede enloquecer si le damos alimento. Aun peor, puede ser nuestra mente las que no lleve a la propia destrucción. Y en esta ocasión, la mente tomó protagonismo.
Sutil pero atrapante misterio se despertaron en sus ojos mientras veía gozar a su fiel amigo.Seductores orgasmos comenzaban a generarse en su propio cuerpo…su pelo comenzaba a moverse al compás de sus meneos penetrantes. Sus manos, imparables tocaban sus tetillas, recorrían su abdomen…sus labios carnosos comenzaban a hidratarse… su espalda se contorneaba como el cuerpo de una odalisca en aquel deseo homosexual. Y sus manos, devenidas en morbo, comenzaron a acariciar el cuello de su presa…tan fuertemente, que el sentir el ahogo y la disminución de la respiración por parte de él…lograron hacerlo enloquecer...y en el cuerpo mórbido y muerto…un gran chorro de semen cayó en su rostro.

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