Mi cabeza comienza a estallar. No lo puedo evitar.
Siento el sudor correr sobre mí, y caer sobre mi pecho.
Siento el sudor correr sobre mí, y caer sobre mi pecho.
Inevitable el toqueteo de mi cuerpo, y no alojar más, que
el pensamiento de volverme un vampiro sediento de virilidad.
Cierro mi mente y traslado a ella tu cuerpo, desnudo, erecto.
Un cuerpo que me toma, me abre y me penetra.
Mis gemidos interminables, mis mejores miradas bañadas de picardía y mi voz repitiéndote, oh, papi, dame duro!
Sujetarte y saborear tus labios, meter mi lengua hasta lo más profundo de tu garganta.
Y hacerte mi esclavo, un esclavo dispuesto a soportar mi extrema sensualidad.
Imagino mis mas sucios deseos, perversos y malditos.
Y comienzo a moverme mirándote tras mi espalda, sintiendo como tu pene va calentado mi profunda calentura.
Sujetarte y saborear tus labios, meter mi lengua hasta lo más profundo de tu garganta.
Y hacerte mi esclavo, un esclavo dispuesto a soportar mi extrema sensualidad.
Imagino mis mas sucios deseos, perversos y malditos.
Y comienzo a moverme mirándote tras mi espalda, sintiendo como tu pene va calentado mi profunda calentura.
Quiero sentirla cabalgar dentro de mí, y sentirla que crezca en velocidad y en brutalidad.
Apoderarte de mí, como machos que somos, y desafiarnos en mirada y sexo.
Hacerte desear más sobre mí, al punto de volverte dependiente de mí, y de mis actuaciones sexuales.
Oh, si papi, dame duro, en mi mejor tono de erotismo. No quiero otra cosa más que verte acabar, mientras tú te masturbas, viéndome.
Apoderarte de mí, como machos que somos, y desafiarnos en mirada y sexo.
Hacerte desear más sobre mí, al punto de volverte dependiente de mí, y de mis actuaciones sexuales.
Oh, si papi, dame duro, en mi mejor tono de erotismo. No quiero otra cosa más que verte acabar, mientras tú te masturbas, viéndome.